¿Sabías que el liderazgo disfuncional puede ser un factor de riesgo para la salud mental de los trabajadores?
Un ambiente laboral tóxico, creado en gran forma por líderes disfuncionales, puede tener devastadoras consecuencias para el bienestar de las personas y también para el rendimiento de una compañía.
Esto se debe a que, este estilo de liderazgo, lejos de impulsar el éxito, puede ser un lastre para cualquier tipo de organización.
¿Qué caracteriza a este tipo de liderazgo? ¿Será conveniente aplicarlo o no?
En este post, profundizaremos en este estilo, desde su definición, las características que lo distinguen hasta si es conveniente o no aplicarlo en una empresa. Comencemos.
Índice de contenidos
ToggleDefinición del liderazgo disfuncional
Es un estilo de dirección que, en vez de promover el éxito, el crecimiento y la colaboración de una organización o equipo, crea un entorno laboral perjudicial y tóxico.
Por lo general, estos líderes carecen de las actitudes y habilidades necesarias para inspirar, motivar y guiar a sus equipos de forma efectiva.
Dentro del contexto empresarial, este liderazgo puede socavar la moral de los trabajadores, reducir la productividad y, en última instancia, llevar al fracaso de una empresa o proyecto.
Para otorgar financiamiento para emprendedores se evalúan a los mismos, los inversores no solo buscan modelos sólidos de negocios e ideas innovadoras, también que los líderes tengan un estilo de gestión que estimule el crecimiento, ya que el liderazgo disfuncional es un obstáculo.
Características liderazgo disfuncional
Los líderes disfuncionales presentan una combinación de las siguientes características:
- Deficiente comunicación: no escuchan de forma activa, usan un lenguaje condescendiente u hostil, y son evasivos.
- Favoritismo: tratan a algunos integrantes del equipo de modo preferencial, generando un ambiente de competencia desleal.
- Inseguridad: intentan compensar sus propias inseguridades desplegando un excesivo control o creando un ambiente de miedo.
- Conducta inconsistente: sus acciones no coinciden con sus palabras, generando frustración y desconfianza.
- Falta de empatía: no se preocupan por las emociones y necesidades de sus empleados.
- Microgestión: controlan de manera excesiva a sus equipos, limitando la creatividad y autonomía.
- Culpabilización: evitan asumir la responsabilidad de sus errores y culpan a los demás por los fracasos.
- Falta de visión: carecen de una clara dirección para la organización y no inspiran a los equipos con un propósito común.
- Falta de desarrollo de los empleados: no invierten en el crecimiento profesional de los equipos.
¿Se ha presentado el liderazgo disfuncional en Chile?
Sí, el liderazgo disfuncional es un problema que, al igual que en muchos otros países, está presente en Chile.
Múltiples reportes y estudios han identificado este tipo de liderazgo como un factor de riesgo característico para la salud mental de los colaboradores y para la productividad de las diversas organizaciones.
Este se presenta por tener una cultura organizacional, donde se conservan estilos de liderazgo más autoritarios y con un énfasis menor en el desarrollo de las personas.
La falta de capacitación hace que no todos los líderes reciban la formación que se necesita para desplegar sus funciones de forma empática y efectiva.
Cuando hay un ambiente competitivo, algunos líderes prefieren los resultados a corto plazo por encima del bienestar de sus equipos.
Además, no se valora ni reconoce el trabajo, lo que desarrolla comportamientos disfuncionales como un mecanismo de defensa.
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Tipos de liderazgo disfuncional
El liderazgo disfuncional se manifiesta de muchas maneras, donde cada tipo tiene sus propias particularidades y consecuencias, donde los más comunes son:
- Liderazgo autoritario: las decisiones son unilaterales al igual que la comunicación, hay falta de delegación, imposición de ideas y poca consideración por las opiniones de los otros.
- Liderazgo evasivo: es la tendencia a evitar los conflictos, falta de claridad en las expectativas, dificultad para tomar decisiones y excesiva delegación.
- Liderazgo incompetente: falta de habilidades o conocimientos necesarias para el puesto, resistencia al cambio, incapacidad para tomar estratégicas decisiones y falta de visión.
- Liderazgo narcisista: excesiva confianza en sí mismo, manipulación de otros, necesidad de admiración constante, falta de empatía y dificultad para reconocer los errores.
- Liderazgo inseguro: se trata del miedo al fracaso, constantes dudas sobre sus propias capacidades, búsqueda constante de microgestión y aprobación.
- Liderazgo típico: resistencia al cambio, falta de innovación, conformismo y apego a las rutinas.
¿Es conveniente aplicar este liderazgo?
El liderazgo disfuncional no es recomendable aplicarlo porque es perjudicial para las personas y las organizaciones que las integran.
Como hemos visto, sus características crean un entorno laboral tóxico, aumentando la rotación de personal, reduciendo la productividad y dañando la reputación de la empresa.
¿Cómo evitarlo?
Prevenir este liderazgo requiere de un enfoque multifacético que implique a todos los niveles de una empresa y para esto se aplican estas estrategias:
- Desarrollo y selección de líderes: ejecutar procesos de selección rigurosos que evalúen las competencias técnicas, sociales, de liderazgo y emocionales.
- Cultura organizacional: comunicar y definir de modo claro los valores organizacionales, implementar sistemas de recompensa y reconocimiento que valoren el trabajo en equipo, y se promueva una cultura de comunicación abierta.
- Detección y prevención: hacer encuestas periódicas para evaluar el clima laboral, realizar programas de bienestar que fomenten la salud mental y se establezcan canales seguros para los colaboradores.
- Intervención: brinden coaching ejecutivo a los líderes que presentan conductas disfuncionales. También, elaborar planes de mejora individualizados para lograr abordar las áreas de oportunidad de cada líder. En los casos extremos, se aplican medidas disciplinarias, como suspensiones o amonestaciones, para corregir inapropiadas conductas.
Evitar el liderazgo disfuncional necesita de un compromiso a largo plazo por parte de las empresas. Cuando se invierte en el desarrollo de los líderes, se logra crear una cultura organizacional positiva.
También, se establecen mecanismos de detección y prevención, donde las empresas consiguen crear ambientes de trabajo que son más productivos y saludables.
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